El poder de la comunicación

El poder de la comunicación

Ese “no sé qué” que “qué se yo”

Estoy segura de que alguna vez has conocido a una persona y, de forma o no inmediata, has acabado mirándola y pensando: ¿qué tiene que le hace tan especial? Y si en ese momento le haces una foto y la analizas con detenimiento, y revisas su vestuario o su aspecto general, descubres que no hay nada que puedas destacar. Entonces… ¿qué es realmente lo que te atrapa de ella?

 

¡Te propongo un juego! Simplemente piensa en ese ser tan particular y añade un flag  junto al aspecto que consideres que encaja con él. ¿Comenzamos? ¡Un minuto en el cronómetro! Tic-tac, tic-tac, tic-tac…

  • Te gusta cómo mira.
  • Te atraen sus gestos, su movimiento y su ritmo corporal.
  • Tiene cosas interesantes que contar, sabe de qué habla.
  • Se siente bien consigo mismo.
  • Tiene sentido del humor.
  • Desprende una energía positiva y contagiosa.
  • Dedica tiempo a pensar, esquematiza sus ideas y las expone con precisión.
  • Tiene poder de convicción y normalmente consigue lo que quiere.
  • Su lenguaje es cercano, utiliza un vocabulario amplio y habla con propiedad.
  • Te gusta su voz y cómo la utiliza
  • Sabe cuándo hablar, cuándo no y cuánto hacerlo.
  • Te escucha y muestra interés por ti
  • Te hace sentir bien, su compañía es muy agradable.

¡Tiempo!

Pues bien, todos esos flags  que has marcado están relacionados con las habilidades comunicativas de esa persona. Porque no solo hablamos con la palabra. Decimos tanto también con nuestros ojos e intenciones, con nuestro cuerpo, con nuestra seguridad y energía, nuestra capacidad de escucha, nuestra manera de tratar a los demás…  que se propaga de manera natural, revela cómo somos, y hace que seamos percibidos de una u otra forma.

Esa  persona que tenías en la cabeza es capaz de transmitirte tantas cosas y tan positivas porque hace un buen uso de su poder comunicativo. Es algo que controlan algunos afortunados casi sin darse cuenta, pero también es una asignatura pendiente para aquellos que han olvidado este aspecto, bien por desconocimiento o bien porque no le dan la importancia que merece.

Y tú, que has tenido la suerte de apreciar el valor de todos estos elementos expresivos, piénsalo bien: si “poder” es tener capacidad de hacer algo y sentir que no hay límites, el “poder de comunicación” es ese “no sé qué” que “qué se yo” que extrae lo mejor de ti y hace que tu presencia sea interesante, atractiva, encantadora y persuasiva.

Así que ahora que has empezado el año y te has propuesto mejorar tu calidad de vida, ampliar tus conocimientos y mimarte mucho por dentro y por fuera,  auto-conocerte como agente comunicador, moldear cómo quieres ser, cómo deseas expresarte ante los demás y cómo te gustaría ser percibido, es una muy buena opción para sentirte mejor y proyectar una imagen positiva e infalible.

 

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